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Información sobre Teruel

Teruel es una ciudad española situada en el sur de Aragón, en la zona centro-oriental de la península ibérica. Es la capital de la provincia homónima y posee un importante patrimonio artístico mudéjar (parte del cual ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad). Con 35 484 habitantes (INE 2017), es la capital de provincia menos poblada del país. Se encuentra en la confluencia de los ríos Alfambra y Guadalaviar, aguas abajo de la ciudad conocido como Turia. Situada a una altitud de 915 msnm, su clima se caracteriza por presentar inviernos fríos y veranos cálidos y secos.

Entre sus atractivos turísticos se encuentran sus edificaciones mudéjares, el mausoleo de los Amantes de TeruelEl Torico y el centro paleontológico Dinópolis. Los monumentos mudéjares más destacados son la iglesia de Santa María, catedral de la diócesis de Teruel, y las torres de El Salvador, San Martín y San Pedro, a cuyos pies se encuentra la iglesia que recibe el mismo nombre, también de arte mudéjar.

HISTORIA

Orígenes y Edad Media

Teruel estuvo poblada desde los tiempos de los celtíberos, los cuales llamaban al lugar Turboleta. El topónimo Turboleta podría venir del término vasco-íbero itur + olu + eta (lugar de fuente, manadero), según la teoría del vascoiberismo. Hay restos en el yacimiento del Alto Chacón. La zona fue ocupada posteriormente por los romanos, quedando restos en poblaciones cercanas, como los de Cella.

Algunos autores aseguran que en el mismo emplazamiento de la actual ciudad de Teruel (concretamente en el barrio de la Judería), se asentaba Tirwal, nombre que procedería del árabe, con el significado de «torre»,5 enclave musulmán citado en el año 935. Sin embargo, aunque se ha detectado arqueológicamente la presencia de ocupación islámica de este espacio, los restos localizados no pertenecen a un núcleo de población, sino más bien a una construcción defensiva.

El 1 de octubre de 1171 el rey aragonés Alfonso II tomó Tirwal con la intención de reforzar la frontera meridional de su reino, que consideraba amenazada por la toma de la ciudad de Valencia por los almohades. Y en ese mismo año fundó la ciudad de Teruel, dotándola de fueros y privilegios para facilitar de este modo la repoblación de la zona.

Hay que destacar por su importancia histórica que, en el torreón del Cubo, junto a la desaparecida puerta de Zaragoza, se encuentran las más antiguas barras de Aragón que se conservan,significando así Alfonso II el Casto, al esculpir sus cuatro barras de gules en piedra al amurallar Teruel, que era una villa de realengo.

La fundación de Teruel supone un cambio sin precedentes en la estructura política y territorial del sur de Aragón, ya que el predominio del Albarracín y la Alfambra de época musulmana será sustituido por el de la nueva fundación, Teruel en especial, en detrimento de Alfambra, que quedará en un segundo plano bajo la fórmula jurídica de señorío.6

Según una leyenda, para fundar la nueva ciudad los sabios y las gentes principales de la villa se reunieron y buscaron diversas señales y presagios, encontrando favorable el que un toro mugiera desde un alto (que se correspondería con la plaza principal actual, la del Torico) y que sobre el toro brillara una estrella. De este encuentro toma, según algunos autores, su nombre la ciudad, ya que provendría de juntar en una palabra el vocablo «toro» y el nombre de la estrella, «Actuel», formando de este modo la palabra «Toroel», y después «Toruel». De este fortuito encuentro procedería también el símbolo del toro y de la estrella, que se puede observar tanto en la bandera como en el escudo de la ciudad, además de en el monumento de la Vaquilla (en el que se observa a un vaquillero enfrentándose a un toro y a un ángel situándole la estrella al toro).

Tras su fundación y repoblación, se constituyó la comunidad de Teruel, conjunto de aldeas del entorno de la localidad.

Los habitantes de Teruel intervinieron en la conquista de Valencia, que estaba en poder de los musulmanes, y en la guerra de los Dos Pedros contra Castilla, siéndole otorgada a la población el título de ciudad en 1347 por Pedro IV de Aragón, por su colaboración en las guerras de la Unión. Hay que destacar la considerable importancia que alcanzaron las comunidades judía y mudéjar dentro de la vida social y económica de la ciudad, desde que se consolidaran sus aljamas hacia finales del siglo xiii. Es notabler el caso de la Judería de Teruel, que conserva todavía su topónimo, y de la que se han localizado abundantes restos arqueológicos.

Edad Moderna

El Acueducto de los Arcos(construido entre 1537 y 1558) es la obra de ingeniería más relevante del Renacimiento turolense.

Uno de los hechos más relevantes de su historia se produjo en las llamadas Alteraciones de Teruel y Albarracín. Durante el reinado de Felipe II, el Tribunal de la Inquisición cometía constantes contrafueros, por lo que no fue aceptado por estas poblaciones, provocando frecuentes algaradas populares, a veces con violencia hacia los inquisidores. En el año 1572 se produjeron tales altercados que el rey, ejerciendo su autoridad, mandó un ejército castellano al mando del duque de Segorbe a invadir Teruel. Hubo combates durante varios días al estar la ciudad fortificada, pero finalmente la plaza se rindió el Jueves Santo de aquel año. Durante una semana se ajustició a los cabecillas en los jardines del Barón de Escriche, actual plaza de San Juan. Este hecho desacreditó enormemente la foralidad aragonesa.

Edad Contemporánea

Plano de Teruel (1881).

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) Teruel recibió órdenes del capitán general de AragónJosé Rebolledo de Palafox para levantarse en armas contra los franceses. Sin embargo, pocos meses después y con escasa resistencia, fue ocupada por fuerzas imperiales al mando del mariscal Suchet, las cuales mantuvieron la plaza bajo su poder hasta su retirada en 1813. Los franceses volaron varios edificios civiles y conventos de la capital, quedando como herencia de estas destrucciones los actuales espacios abiertos de la plaza del Seminario y el Óvalo. En 1817 se ejecutaron obras de reparación en el Seminario, que había sido sede de la guarnición francesa durante la guerra.

Durante las Guerras Carlistas la capital se mantuvo fiel a los gobiernos liberales frente al poder carlista del Maestrazgo, sin ser nunca amenazada por las tropas del general Cabrera. Por contra, de Teruel salieron expediciones para rechazar el acoso carlista sobre la Tierra Baja y para acudir en socorro de la sitiada Alcañiz en 1838. Durante la Tercera Guerra Carlista la ciudad fue atacada por Marco de Bello y el pretendiente Alfonso Carlos con numerosas tropas, pero fracasaron y solo consiguieron penetrar en los arrabales de la ciudad.

En 1858 se construyó la actual fuente del Torico, el icono de la ciudad. A finales del siglo xix lTeruel gozó de una cierta prosperidad, propiciada por la pequeña burguesía que la habitaba. Fruto de este periodo de prosperidad son las obras modernistas que salpican el casco urbano, datadas a principios del siglo xx. Fue por estas fechas (1901) cuando llegó el ferrocarril a la ciudad.

Guerra Civil

Véase también: Batalla de Teruel

Teruel adquirió fama durante la Guerra Civil al ser el escenario de la batalla de Teruel. En julio de 1936 la sublevación franquista triunfó en Teruel, al igual que en el resto de capitales aragonesas, gracias al apoyo de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto de la ciudad. La llegada de columnas frentepopulistas desde Levante hizo, sin embargo, que permanecieran en manos de la República la mayor parte de los territorios circundantes, quedando el frente estabilizado durante casi año y medio, pese a las múltiples ofensivas republicanas .

Mapa del entorno donde se desarrolló la Batalla de Teruel. Se indican las situaciones inicial y final, así como la correspondiente al 20 de diciembre de 1937, cuando la ciudad queda cercada por las tropas republicanas y comienza la batalla por la toma de la capital.

En diciembre de 1937, con el fin de aliviar la presión que las tropas nacionales ejercían sobre Madrid, el alto mando republicano reunió doce divisiones, con más de 110.000 hombres encuadrados en tres cuerpos de ejército, que debían reducir el saliente que para el frente de guerra suponía Teruel, y la amenaza que representaba para el Levante, en poder de la República. La primera parte de la operación fue un éxito, pues Teruel fue la única capital de provincia conquistada por la República en el transcurso de la Guerra.

Las tropas republicanas, al mando del general Vicente Rojo, comenzaron su ofensiva el 15 de diciembre de 1937, por la zona de Corbalán, con bombardeos aéreos a nudos de comunicaciones y al casco urbano turolense, hasta llegar a posiciones cercanas a la capital. Por otro lado, el coronel Domingo Rey d’Harcourt preparó la defensa con sus escasos efectivos, que no alcanzaban los 5.000 hombres, concentrándose en puntos fuertes de la ciudad, como el edificio de la Comandancia, en la plaza de San Juan, y el seminario. Numerosos vecinos acudieron a guarecerse en él. Llegaron a más de 1.500 los civiles y a 1.759 los militares, con otros 1.059 que se agregaron desde otras posiciones, que se aprestaron a la defensa. Al llegar a los aledaños de la capital, las fuerzas de la República iniciaron una gran preparación artillera sobre el centro de la ciudad, reduciéndola a escombros en las zonas centrales. Fueron muchos los combates cuerpo a cuerpo dentro del centro urbano, en los que bastantes civiles se vieron implicados.

El ejército sublevado reaccionó con presteza para socorrer a los sitiados, pero las bajas temperaturas y una gran tormenta de nieve que imposibilitó las operaciones, impidieron a las fuerzas del general Arandapenetrar en la ciudad y romper el cerco republicano, por lo que los defensores rindieron la ciudad el 8 de enero de 1938. En esta capitulación las fuerzas republicanas tomaron como prisioneros, entre otros, al coronel Rey d’Harcourt y al obispo de la diócesis de Teruel-Albarracín, Anselmo Polanco. Ambos fueron asesinados un año más tarde, casi al final de la contienda y en plena retirada de Cataluña, el 7 de febrero de 1939, en la localidad gerundense de Pont de Molins por fuerzas bajo el mando de Enrique Líster.

La respuesta de las fuerzas nacionales había continuado el 31 de diciembre con ataques bajo la dirección del general García Valiño. El 2 de enero los atacantes tomaron posiciones en los alrededores de la ciudad, aunque hasta el 7 de febrero no consiguieron internarse en ella. Con una fuerte ofensiva artillera y el apoyo aéreo por parte de la Legión Cóndor (en la batalla de Teruel se utilizó por primera vez, y como preludio de lo que ocurriría en la Segunda Guerra Mundial, el avión alemán Ju-87 Stuka), cerraron el sitio hacia el día 20. A pesar de los esfuerzos republicanos, el 22 la rendición fue total, con la toma de más de 15.000 prisioneros y abundante material bélico. De esta manera se volvió a un estado en el frente similar al anterior a la operación, con Teruel recuperada para los nacionales y unas pérdidas muy acusadas en hombres y material para la República, que no consiguió sus objetivos iniciales, sino solamente retrasar la actuación de Franco sobre Madrid, que se decantó por actuar en Levante, partiendo poco después el territorio republicano.

Finalmente, con la nueva ofensiva nacional en Aragón hacia el Mediterráneo, en marzo de 1938, aprovechando la acumulación de fuerzas en Teruel, el frente se alejará de la capital y poco a poco se irá normalizando la vida en la castigada ciudad, la cual quedó prácticamente destruida después de dos severos sitios.

Recién terminada la contienda comenzaron los trabajos de reconstrucción a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas. Su actividad duró hasta mediados de los años cincuenta, en los que se aprovechó para dotar a Teruel de mayores espacios abiertos y racionalización de calles. Sus principales actuaciones se plasman en el Seminario y aledaños, la calle y plaza de San Juan y el conjunto del Óvalo.